OBRA
La pintura reclama su protagonismo. Las figuras se encarnan, las texturas se adueñan del espacio y de la composición.
La materia desplaza al dibujo, la pincelada, el brochazo, se llena de color. El gesto va precedido de la reflexión y la abandona al tocar el lienzo, y hay una cierta búsqueda intuitiva de la luz, de la fiesta, que a veces se manifiesta abiertamente y otras se abre paso sobre el claroscuro, la tiniebla.
La paleta se expande, las formas reclaman matices, vibración, y se abandonan al compás del trazo. Bailan.
La pintura quiere ser Flamenco.
La materia desplaza al dibujo, la pincelada, el brochazo, se llena de color. El gesto va precedido de la reflexión y la abandona al tocar el lienzo, y hay una cierta búsqueda intuitiva de la luz, de la fiesta, que a veces se manifiesta abiertamente y otras se abre paso sobre el claroscuro, la tiniebla.
La paleta se expande, las formas reclaman matices, vibración, y se abandonan al compás del trazo. Bailan.
La pintura quiere ser Flamenco.