DONDE HABITA LA DANZA

OBRA

La pintura reclama su protagonismo. Las figuras se encarnan, las texturas se adueñan del espacio y de la composición.

La materia desplaza al dibujo, la pincelada, el brochazo, se llena de color. El gesto va precedido de la reflexión y la abandona al tocar el lienzo, y hay una cierta búsqueda intuitiva de la luz, de la fiesta, que a veces se manifiesta abiertamente y otras se abre paso sobre el claroscuro, la tiniebla.

La paleta se expande, las formas reclaman matices, vibración, y se abandonan al compás del trazo. Bailan.
La pintura quiere ser Flamenco.