Artista plástico, escritor y viajero, el viaje siempre ha formado parte del periplo vital y del proceso creativo de Pepe Yáñez. El lápiz, el pincel, el papel y la cámara, elementos indispensables de su equipaje. En los últimos años, además de la inquietud y la necesidad de conocer culturas, paisajes y colores diferentes, incorpora otro motivo a sus viajes, el compromiso socioambiental, a raíz de su colaboración en proyectos de cooperación y, a través del mismo, la preocupación por la conservación y protección del medioambiente en el entorno de los pueblos indígenas.

Ese horizonte le lleva a visitar comunidades y comarcas indígenas en diversos países, principalmente en Latinoamérica, plasmando en su objetivo y en sus cuadernos de viaje la realidad y las costumbres ancestrales de, entre otros, pueblos originarios panameños como el Ngobe-Buglé en Bocas del Toro y Chiriquí, y el Emberá en la selva de Darién, frontera con Colombia, o en la cuenca del Chagres, los Chorotega, radicados en Costa Rica y Nicaragua, o los Creóles y Garifuñas, que viven en el Atlántico sur y la costa Caribe de este último país.

En el Perú, y a raíz de un primer viaje de dos meses en 2014 a la Selva Central, trabaja en un primer proyecto con Yáneshas en Oxapampa, y a raíz de este encuentro se interesa por otros pueblos amazónicos, nomatsigenga, matsigenkas y asháninkas, cuyas comarcas visita en posteriores viajes, integrándose en su día a día, hábitat, cultura y costumbres.

En noviembre de 2015, es nombrado comunero honorario por la Comunidad Nativa Yánesha de Tsachopén.
En 2016, recibe el Premio fotográfico "Los ojos del bosque" otorgado en Lima, Perú, por Vigilia Amazonía, Derecho, Ambiente y Recursos Naturales (DAR) y Unión Europea

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