Reseña de Andrés González-Barba - 09/07/21
Los colonos de Silverado
Blog de literatura, cine, series televisivas, música, pensamientos varios y divagaciones.
ENLACE A RESEÑA EN LOS COLONOS DE SILVERADO
Cuando uno se enfrenta a las 'Elegías de Duino', tiene que comprender que Rainer Maria Rilke escribió una especie de testamento poético en el que se reflejaba su modo de sentir la vida. La fragilidad de su existencia le llevó a refugiarse en el castillo de Duino, cerca de Trieste, bajo la protección de Marie von Thurn und Taxis-Hohenloe. El poeta estaba atravesando una crisis personal y necesitaba un espacio vital para refugiarse. Allí escribiría las primeras dos elegías de un total de diez, pero su periplo le condujo hacia otros avatares. Poco después abandonó las piedras del castillo y comenzó un viaje que le llevaría por 1912 a Toledo y después a Ronda, lugar en el que estuvo recluido varios meses. La ciudad del Tajo le atrapó con su magia y embrujo, de ahí que se quedara durante más tiempo del esperado, permaneciendo algunos meses en el Hotel Reina Victoria. De hecho, aún es muy evidente la huella del poeta en la población malagueña aunque haya pasado más de un siglo de aquella estancia.
Diez años después de aquella aventura, en 1922, Rilke finalizó las diez elegías y al año siguiente el libro saldría publicado en Leipzig. A partir de entonces, la crítica fue consciente de que se trataba de una de las obras cumbre de la literatura universal. De ese modo, este poemario ha ido publicándose en numerosos idiomas y formatos hasta que el año pasado el editor sevillano Pedro Tabernero se atrevió a publicar una versión íntegra del texto original que cuenta con las sobrecogedoras ilustraciones del también artista hispalense Pepe Yáñez. Esta edición apareció en la colección Poetas y Ciudades, que ha reunido textos de otros grandes poetas como Lorca, Pedro Salinas y Neruda y posee una cuidada traducción de Christoph Ehlers, que ha logrado verter al castellano las complejidades de la obra original, escrita en alemán. La admiración que causa hoy en día 'Elegías a Duino' ha permitido que el libro contenga también dos breves pero precisos prólogos escritos por dos admiradores de este poeta: Luis Antonio de Villena y Antonio Lucas.
Aparte de esos interesantes textos introductorios y del propio peso de las elegías, esta edición tiene un valioso añadido, el centenar de ilustraciones que ha preparado Pepe Yáñez, quien ha traducido a la perfección el complejo universo creativo de Rilke en una serie de imágenes evocadoras, oscilando entre lo romántico y lo expresionista. No en vano, estos textos han trascendido al paso del tiempo y son un canto elegíaco de una persona que tenía una sensibilidad especial.
Cuando el lector se acerca a cada uno de los poemas que componen el libro y contempla las ilustraciones que ha realizado Yáñez no puede sino conmoverse ante un libro que está hecho para perdurar. Son poemas desgarradores de un poeta que vivía una crisis existencial permanente y que se refugió en sus textos, renunciando incluso a tener una sesión de psicoanálisis, tal y como le había sugerido su antigua amante, Lou Andreas-Salomé, discípula de Sigmund Freud.
Probablemente se seguirán publicando nuevas ediciones de 'Elegías de Duino', pero ninguna de estas contendrá esa equilibrada emoción contenida que encierran los versos de Rilke reflejados magistralmente en imágenes bajo la mirada única y diferente de un artista tan inquieto como Pepe Yáñez.
No me imagino una forma mejor de degustar este libro que paseando por las calles de Ronda durante una tarde otoñal, mientras el espíritu del poeta sobrevuela la ciudad.
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Cuando uno se enfrenta a las 'Elegías de Duino', tiene que comprender que Rainer Maria Rilke escribió una especie de testamento poético en el que se reflejaba su modo de sentir la vida. La fragilidad de su existencia le llevó a refugiarse en el castillo de Duino, cerca de Trieste, bajo la protección de Marie von Thurn und Taxis-Hohenloe. El poeta estaba atravesando una crisis personal y necesitaba un espacio vital para refugiarse. Allí escribiría las primeras dos elegías de un total de diez, pero su periplo le condujo hacia otros avatares. Poco después abandonó las piedras del castillo y comenzó un viaje que le llevaría por 1912 a Toledo y después a Ronda, lugar en el que estuvo recluido varios meses. La ciudad del Tajo le atrapó con su magia y embrujo, de ahí que se quedara durante más tiempo del esperado, permaneciendo algunos meses en el Hotel Reina Victoria. De hecho, aún es muy evidente la huella del poeta en la población malagueña aunque haya pasado más de un siglo de aquella estancia.
Diez años después de aquella aventura, en 1922, Rilke finalizó las diez elegías y al año siguiente el libro saldría publicado en Leipzig. A partir de entonces, la crítica fue consciente de que se trataba de una de las obras cumbre de la literatura universal. De ese modo, este poemario ha ido publicándose en numerosos idiomas y formatos hasta que el año pasado el editor sevillano Pedro Tabernero se atrevió a publicar una versión íntegra del texto original que cuenta con las sobrecogedoras ilustraciones del también artista hispalense Pepe Yáñez. Esta edición apareció en la colección Poetas y Ciudades, que ha reunido textos de otros grandes poetas como Lorca, Pedro Salinas y Neruda y posee una cuidada traducción de Christoph Ehlers, que ha logrado verter al castellano las complejidades de la obra original, escrita en alemán. La admiración que causa hoy en día 'Elegías a Duino' ha permitido que el libro contenga también dos breves pero precisos prólogos escritos por dos admiradores de este poeta: Luis Antonio de Villena y Antonio Lucas.
Aparte de esos interesantes textos introductorios y del propio peso de las elegías, esta edición tiene un valioso añadido, el centenar de ilustraciones que ha preparado Pepe Yáñez, quien ha traducido a la perfección el complejo universo creativo de Rilke en una serie de imágenes evocadoras, oscilando entre lo romántico y lo expresionista. No en vano, estos textos han trascendido al paso del tiempo y son un canto elegíaco de una persona que tenía una sensibilidad especial.
Cuando el lector se acerca a cada uno de los poemas que componen el libro y contempla las ilustraciones que ha realizado Yáñez no puede sino conmoverse ante un libro que está hecho para perdurar. Son poemas desgarradores de un poeta que vivía una crisis existencial permanente y que se refugió en sus textos, renunciando incluso a tener una sesión de psicoanálisis, tal y como le había sugerido su antigua amante, Lou Andreas-Salomé, discípula de Sigmund Freud.
Probablemente se seguirán publicando nuevas ediciones de 'Elegías de Duino', pero ninguna de estas contendrá esa equilibrada emoción contenida que encierran los versos de Rilke reflejados magistralmente en imágenes bajo la mirada única y diferente de un artista tan inquieto como Pepe Yáñez.
No me imagino una forma mejor de degustar este libro que paseando por las calles de Ronda durante una tarde otoñal, mientras el espíritu del poeta sobrevuela la ciudad.